Suelen
surgirnos dudas sobre si el interés de nuestro país por la educación es
realmente un interés educativo o ideológico, en cualquier caso y en cuanto a
los temas estrictamente escolares hay que tener en cuenta varios aspectos que
convendría considerar y revisar.
En
España se es partidario de horarios escolares amplios, es frecuente confundir
escuela con “necesidad de un lugar donde guardar a mis hijos” sea en clase o en
actividades extraescolares. Esta cuestión está condicionada por la escasez de
políticas que realmente favorezcan la conciliación de la vida familiar y
laboral, políticas que por otra parte favorecen la natalidad.
Aquí,
tendemos a temarios excesivamente amplios que obligan a un tipo de enseñanza bajo
presión “tiempo – temas” que imposibilita formas de trabajo diferentes a la
enseñanza tradicional.
A
su vez, la organización escolar impide trabajar suficientemente capacidades
como comprensión y expresión, búsqueda de información y su organización,
creatividad… cuestiones que mejoran considerablemente el aprendizaje. De la
misma forma, las actividades fuera de la escuela también lo mejoran y también
encontramos dificultades para realizarlas: contacto con cuestiones sociales,
colaborativas o en relación directa con la naturaleza.
Seguimos
bastante empeñados en establecer una correspondencia entre resultados y cantidad
de horas lectivas o de tareas extra, pero es mucho más importante la calidad
que la cantidad, calidad imposible en aulas de 25 o 30 alumnos y que se intenta
compensar con tarea para casa.
Las
pruebas externas tienen la virtud de forzar la coordinación entre los diversos
centros en cuanto a los conocimientos que los alumnos deben tener al finalizar
una etapa, pero tienen en su contra que reducen la enseñanza a una preparación para obtener buenos resultados en esa prueba y
en un ranquin injusto en el compiten centros con muy diversas circunstancias.
Cuestión
fundamental es la cualificación y formación del profesorado: cualificación
inicial y formación continua. Cualificación en contenidos pero también en la
forma de trasmitirlos. Formación en nuevos métodos que, por un lado nos
enseñará a llevarlos a la práctica y por otro servirá para mostrar que algunos
métodos que “funcionan” sobre el papel no
funcionan en la realidad.
Más difícil pero significativo es la cualificación para
las relaciones interpersonales, la dinámica de grupos, la empatía, la paciencia
y la prudencia. Valorar estas cuestiones se puede relacionar con el famoso MIR
para docentes y las entrevistas personales que algunos países ya aplican a los
equipos directivos y que comunidades como Cataluña están empezando a contemplar.
Como
en todos los ámbitos laborales es también importante la motivación, el
reconocimiento, la promoción: si trabajo, capacitación y dedicación no tienen
un aliciente en forma de carrera profesional en la que se reconozcan estas
cuestiones, la tendencia es a la desmotivación. Indudablemente, es positiva una
carrera profesional que reconozca el trabajo de los buenos profesionales y
establezca los recursos de reciclaje o capacitación para la mejora del
profesorado.
Nada
de esto es posible sin la implicación de toda la sociedad en la mejora del
sistema, sin la implicación de los gobiernos en una verdadera educación de
calidad prescindiendo de intereses y polémicas ideológicas,
gestionando correctamente el acceso a la docencia y la vida profesional del
docente, dotando a cada centro de los medios adecuados en función de su
problemática para que todos los alumnos acaben cada curso en el nivel correspondiente.
Y
los cursos van pasando…