martes, 9 de diciembre de 2014

POLÍTICA SOBRE DROGAS Y PREVENCIÓN.

¿LEGALIZAMOS LAS DROGAS?
Desde hace ya tiempo nos van llegando reivindicaciones de diversos grupos que reclaman la legalización de las drogas no sólo para uso terapéutico sino también para su uso lúdico. Esta reivindicación que hace un tiempo era propia de grupos muy minoritarios ha ido tomando cada vez más fuerza en todo el mundo y ha conseguido que algunos países o estados hayan despenalizado su consumo.
Para nosotros, es especialmente significativa la legislación holandesa: por ser un país europeo y porque la regulación que de hecho legaliza el consumo – aunque realmente no lo ha legalizado- tiene ya cierta antigüedad, 1976. Últimamente Uruguay y los estados de Washington y Colorado se han sumado a la despenalización de posesión y consumo de pequeñas cantidades y tanto California como Florida están en ese proceso.
Los detractores insisten en sus aspectos negativos y sus defensores alegan que no es peor que el consumo de alcohol o tabaco.
Existen muchas opiniones al respecto pero pocos estudios serios. Prácticamente el estudio sólo puede tener en consideración un país en el que la ley tenga el suficiente recorrido: Holanda, y como en muchos  casos con los mismo datos las interpretaciones son contrarias.
Según “American Journal of Public Health”  -Revista Panamericana de Salud Pública que fue votada como uno de las 100 revistas más influyentes en la biología y la medicina en los últimos 100 años-, tras el cambio legislativo en Holanda se produjo un ascenso del consumo de marihuana en este país. Pero en estos mismo años, en países del entorno como Bélgica, Francia o Alemania, también se produjo un ascenso similar manteniendo una legislación prohibitiva. Para unos, esto significa que la tolerancia legislativa no aumenta el consumo y para otros que las medidas legales deben de ser más duras porque según estos datos parece que acceder a la marihuana es igual de fácil si está prohibida que si no.
En este polémico contexto la  Comisión de Líderes Mundiales formada entre otros por Kofi Annan, Mario Vargas Llosa, George P. Shultz -ex Secretario de Estado de los Estados Unidos-, Marion Caspers-Merk -ex Secretaria de Estado en el Ministerio Federal de Salud de Alemania- ; además de ex presidentes de Brasil, México, Suiza… abogan por un cambio de modelo en la política mundial sobre las drogas y en líneas generales recomiendan reformas sustanciales en la prohibición mundial de estos estupefacientes.
Según esta comisión, cuarenta años después de que se lanzara la “guerra a las drogas”, esta política ha resultado ineficaz: la oferta y el  consumo ha seguido aumentando al mismo tiempo que la violencia, el crimen y la corrupción relacionada con esta prohibición también han crecido.
En un primer paso –dicen los miembros de esta Comisión- hay que acabar con la criminalización y marginación tanto de consumidores que no hacen ningún daño a terceros como de campesinos, correos y pequeños vendedores que en la mayoría de los casos se ven forzados por las circunstancias u obligados por los cárteles a realizar estas tareas. Al mismo tiempo, animan a los gobiernos a que se experimenten con modelos como el de la regulación legal del cannabis y de otras drogas para acabar con el crimen organizado, aumentar la seguridad ciudadana y para que las autoridades sanitarias controlen el producto que se comercializa.
En algunos países europeos –entre ellos España- y en otros como  Canadá y Australia, el consumo se trata más como un problema de salud que como un problema criminal. Y esto –según Ruth Dreifuss, ex presidenta suiza- ha traído “grandes beneficios tanto humanos como sociales”, por lo cual hay que cambiar las convenciones internacionales sobre el control de drogas para que sigan esta dirección porque la política actual deja el tema de las drogas en manos del crimen organizado, lo cual ha causado grandes daños: la política de “guerra a las drogas” debe ser sustituida por ineficaz.
Insisten también en la inversión en actividades preventivas, especialmente en las dirigidas a grupos de riesgo y en las dirigidas a personas que ya consumen para que esto no les lleve a males mayores. Pero su propuesta más polémica es la de la transformación del régimen mundial de prohibición de drogas – no sólo las consideradas blandas-.
Los escollos con los que se encuentran estas propuestas son importantes. En primer lugar la mayoría de la población no apoya esta legalización, en segundo nadie sabe realmente cuales serían las consecuencias y en tercero, estas políticas deberían adoptarse en todos los países cambiando las convenciones internacionales, cosa que prácticamente parece imposible.
Una prevención eficaz , una desmitificación del uso de la droga como elemento de rebeldía o “buen rollo” e impedir que los adolescentes puedan acceder a su compra con la facilidad que ahora tienen, son cuestiones fundamentales que no se pueden olvidar.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

NO ME VENGAS CON FILOSOFIAS.

Algo de responsabilidad tendremos los que nos dedicamos a esta materia cuando su nombre: filosofía, es sinónimo de rollo y aburrimiento.
Es verdad que existen libros cuasi ininteligibles dirigidos a expertos –como en todas las disciplinas-, pero también es verdad que algunos, detrás de en un lenguaje incomprensible que les hace aparecer como eminentes pensadores, ocultan que no dicen nada.
Decía uno de mis profesores que “la filosofía es decir de forma que nadie entienda lo que todo el mundo entiende”, ayudándose para eso de largas y complicadas disquisiciones.
Seguramente por deformación profesional les tengo a ustedes leyendo ya unas cuantas líneas para decirles algo que podía haber dicho en una frase: la filosofía se vive, comienza y a menudo termina en la vida cotidiana. Sin darse cuenta usted la practica y la utiliza incluso cuando discute sobre donde meter a tanto corrupto.
Aristóteles murió en el año 322 a.C., pero ahora con total actualidad podría exponer sus pensamientos sobre la crisis y la situación política que a todos nos afecta.
Cuando Aristóteles se dedicó a pensar sobre la mejor forma de gobierno no hizo como su maestro Platón quien había afirmado que buena, buena, sólo había una forma de gobernar. Aristóteles decía que lo importante no era que la forma de gobierno fuera monarquía, aristocracia o democracia, sino que lo importante era que los gobernantes lo hicieran buscando el bien común y no el beneficio personal o de una parte de la sociedad, y que además lo hicieran con eficacia.
El problema para Aristóteles no era la forma, sino la intención del que gobernaba: el monarca que sólo piensa en sus intereses se convierte en tirano, la aristocracia que sólo busca su beneficio se convierte en oligarquía y la democracia –república para Aristóteles- si degenera, se convierte en demagogia.
Es una cuestión de principios o de modernidad ser partidario de la monarquía o de la república, pero lo importante e inmediato no es bajo qué forma, sino quién nos gobierna y con qué intención.
Estado centralizado o autonómico, más o menos ayuntamientos, independentismo, subida del IVA… son sólo cuestiones secundarias y subordinadas a una fundamental: administradores públicos honrados que no trabajen como dueños de una estructura política al servicio de ellos mismos, sino como gestores de la voluntad política de los ciudadanos, ciudadanos que somos -al fin y al cabo- los verdaderos sujetos en los que reside el poder político.
Vamos, que estamos escasos de buena gente y sobrados de quien toma las decisiones pensando en cuánto se va a embolsar, en cómo va a beneficiar a su hijo o en como se va a asegurar la jubilación como consejero de una eléctrica. Todas las decisiones estarán viciadas si no se toman pensando en el bien común.
Nos han fallado los cimientos, nos ha traicionado la confianza, nos han deslumbrado las luces de feria que durante estos últimos años nos han hecho creer que todos los días eran fiesta.
Aquello que muchos teníamos: la confianza en la mayoría de nuestros representantes y en las Instituciones del Estado, se ha derrumbado cuando las luces de feria se han apagado y hemos sido conscientes de decisiones y maneras de funcionar en las que faltaba honradez y sobraban intereses.
“Venir con filosofías” no es venir de un planeta exclusivo para unos pocos. Ni siquiera hay que venir.  La filosofía es el “arte” de ir llevando esta vida cotidiana. De darse cuenta por ejemplo, que la solución y la prevención para las crisis es un comportamiento ético que no se adquiere en master carísimos ni en universidades americanas, que no depende de ideologías ni de creencias.
No hay que venir con filosofías, porque como también decía Aristóteles: “todo hombre por naturaleza filosofa”.

martes, 4 de noviembre de 2014

FOTO DE GRUPO.

Conseguir una foto en la que miembros del PP, del PSOE, de IU, de la patronal y de los sindicatos posen juntos es difícil. Más difícil todavía que lo hagan porque han llegado a un acuerdo. Sin embargo la foto ha salido perfecta y al completo: todos retratados en torno a las tarjetas negras de Caja Madrid y Bankia.
Veintiocho consejeros propuestos por el Partido Popular, quince por el Partido Socialista, cuatro por Izquierda Unida, seis por Comisiones Obreras, cuatro por UGT y dos representantes de organizaciones empresariales. “Financiados” todos desde la dirección por los también usuarios Blesa y Rato, han acordado –unos más y otros menos- financiarse viajes, vino de 500€ botella, varios miles en lencería fina y alguna presunta cana al aire. Y esto mientras los jubilados que habían invertido en preferentes se quedaban sin un euro y mientras los ciudadanos comprábamos la entidad por unos 20.000 millones.
Ahora todo el mundo se rasga las vestiduras, aunque todavía algunos partidos dudan si expulsar a sus miembros implicados.
En esta dinámica de corrupción aireada los últimos años la ignorancia se impone: nadie sabe nada. Por tanto, podemos augurar de paso nuestra caída libre en el informe PISA: inspectores de hacienda y un antiguo ministro no saben que tienen que declarar sus gastos; partidos, sindicatos y organizaciones patronales no saben qué hacen sus consejeros en estas entidades, algún miembro de la realeza a la que se le supone una educación alta y elitista no sabe de donde saca el dinero su marido, durante más de 30 años nadie sabe nada de  las comisiones de Pujol … y luego los escolares tienen que saber hacer raíces cuadradas, comprender un texto y programar un aire acondicionado. ¡Seamos coherentes!
Mal está la corrupción personal, los amiguismos y las obligaciones mal entendidas. Pero peor está que los grupos a los que pertenecen estos individuos y las instituciones encargadas de auditar las entidades no sean capaces de controlar las acciones de sus miembros. A unos hay que condenarlos por delincuentes y a otros hay que echarlos por incompetencia.
Como ocurre en la ciencia, cuanto más sabemos mas queremos saber, más dudas tenemos y más sospechas nos rondan.
Queremos saber, tenemos dudas y sospechamos que lo que ha ocurrido en Caja Madrid y Bankia haya ocurrido también en otras cajas. Nos quedamos con las ganas de conocer todos los detalles de los tejemanejes que antes y después de 2010 han afectado a las 45 entidades entonces existentes. Es comprensible por tanto que nos quedemos con la mosca detrás de la oreja hasta que nos muestren con total claridad que se ha hecho con el dinero de todos.
La mosca detrás de la oreja que nos lleva a preguntarnos si la mayoría de los corruptos conocidos son sólo peones y cabezas de turco de un sistema organizado, entretejido por grandes empresas, partidos, sindicatos y banqueros remando todos al mismo compás: aprovecharse de sus posiciones preeminentes, “expropiar a los ciudadanos” y como vasos comunicantes ir pasando ellos y el dinero de lo público a la empresa privada, de la empresa privada al político, de tu cargo a mi consejo de administración y a ti unas subvenciones mientras miras para otro lado.
Al principio de los 80 Manuel Summers dirigió una película titulada “To er mundo é güeno”, grabados con cámaras ocultas ciudadanos anónimos soportaban bromas pesadas con la mejor de sus caras. A mediados de la segunda década del siglo XXI “er mundo” parece seguir siendo bueno o al menos parece tener paciencia infinita para soportar lo que soporta sin llegar a mayores.

miércoles, 1 de octubre de 2014

DIÁLOGO DE BESUGOS.

Una de las diferencias fundamentales entre el ser humano y el resto de los animales –incluidos los más evolucionados- es la utilización del lenguaje. Una cosa es unir unos pocos gestos simbólicos como hacen los chimpancés y otra la construcción de frases, la trasmisión de ideas abstractas. Un niño de dos años sólo escuchando a los adultos desarrolla un lenguaje muy superior al de los chimpancés.
Pero la utilización del lenguaje como instrumento de comunicación va más allá de la capacidad para construir frases con significado, gramaticalmente correctas y comprensibles por el interlocutor. La utilización de un lenguaje entre personas exige el compromiso de escuchar y de decir la verdad.
Un diálogo o una conversación carecen de todo sentido si no existe ese compromiso implícito de prestar atención y escuchar, asimilar lo que el otro dice y darle respuesta respondiendo a sus enunciados.  Carece de sentido si no existe el compromiso de decir la verdad: si aceptamos la mentira la comunicación humana desaparece como tal.
Por eso una entrevista, una conversación entre varias personas, una discusión entre diversos puntos de vista, se convierten en absurdas si no se respetan los presupuestos anteriores.
Desgraciadamente, estamos ya demasiado acostumbrados a que estas características del lenguaje aparentemente sencillas desaparezcan en entrevistas o tertulias entre periodistas y políticos.
Podemos distinguir al menos tres tipos de entrevistas. Aquellas en las que el entrevistado no conoce las preguntas pero aun así se trae preparadas de casa unas respuestas generales y evasivas: responde lo que ha preparado independientemente de lo que le pregunten. El entrevistador se conforma.
Aquellas en las que las preguntas están ya acordadas, hechas a la medida del entrevistado, las respuestas por supuesto preparadas, y en las que en algunos casos el entrevistador “hace la ola”. Las dora, reafirma y aplaude.
Y aquellas entrevistas en las que con preguntas acordadas o no el periodista no se conforma con vaguedades, insiste y repregunta hasta llegar a la respuesta o a poner en evidencia a un entrevistado que no quiere responder. Estos periodistas temidos, señalados, de los que muchos huyen son los verdaderos informadores, no se conforman con ser comparsa y buscan llegar al fondo independientemente de a quién se encuentren en él. Aquí se pasa de un acto de propaganda a una entrevista real.
En el ámbito de las tertulias entre informadores o de tertulias a las que también asiste un político, son frecuentes las reafirmaciones parciales o sacadas de contexto  incluso cuando el interesado está presente diciendo lo contrario. De “me parece bien la forma en la que el ayuntamiento x realiza la gestión de residuos” se pasa directamente a “está diciendo que le parece bien las actuaciones que el alcalde del ayuntamiento x cacique y corrupto realiza”. Y volvemos a empezar: “me parece bien cómo se gestionan los residuos independientemente de otros aspectos”, a lo que se responde: “qué podemos esperar de un candidato que aprueba la gestión caciquil y corrupta”.
Si pervertimos el lenguaje dejando de lado su función trasmisora, de intercambio y contraposición de ideas. Si prescindimos de la verdad convirtiéndolo en un instrumento exclusivo de propaganda más que de información, el lenguaje deja de cumplir sus funciones principales.
Hace muchos años, en el famoso TBO existía una sección “diálogo de besugos”. Conversaciones entre dos interlocutores que siempre comenzaban: - “Buenos días”. A lo que el otro interlocutor respondía: –“Buenas tardes”. Si cada uno sólo se responde a sus preguntas, si sólo conversa consigo mismo independientemente de lo que ocurra afuera, ¿para qué nos sirve conversar?



domingo, 14 de septiembre de 2014

REINICIAR EL SISTEMA.

Con la mirada puesta ya en las elecciones del 2015 las diversas fuerzas políticas han comenzado sus estrategias.
Las próximas elecciones son especialmente relevantes tras el varapalo que “los partidos de siempre” han recibido como consecuencia del hartazgo de una buena parte de los votantes y de la falta de reflejos de estas formaciones demasiado seguras de sus posiciones dominantes.
La crisis económica y las decisiones tomadas para su superación combinadas con innumerables casos de corrupción más una fuerza política que en pocos meses ha sido capaz de recoger el descontento de un número considerable de votantes, han dado lugar a un nuevo panorama político y a una nueva situación en la que los partidos deben de moverse.
En este nuevo panorama un cambio de cara, un nuevo lema o una musiquilla original no son suficientes para responder a demandas e inquietudes de los ciudadanos. Se acumulan ya demasiados casos que dan pie a pensar que corrupciones y corruptelas no son prácticas de individuos particulares sino una forma generalizada de funcionamiento, resulta difícil pensar que compañeros y ejecutivas de los partidos desconocían esta situación, es complicado no tener la sensación de que algunos tienen impunidad para cometer delitos.
Y ante esta situación es necesario un reinicio del sistema, reinicio que sólo pueden poner en práctica nuevos líderes con poder real al margen de barones, exsecretarios generales o expresidentes, líderes con voluntad para dar un giro radical en prácticas y tendencias de años e incluso de décadas.
Es necesario reiniciar el sistema tras eliminar los virus e instalar un nuevo software que repare las deficiencias del anterior.
No es cuestión fácilmente solucionable. Demasiado tiempo, demasiadas personas implicadas, demasiados intereses dentro y fuera de los partidos e incluso demasiada costumbre de “ser solidario con los corruptos de mi grupo” son barreras difíciles de eliminar.
Además, ya no hablamos de grandes ideas o discursos altisonantes en los que los políticos son expertos, hablamos de cuestiones concretas sobre las que los ciudadanos quieren respuestas precisas, claras y fiables.
¿Cuánto cuesta al Estado la financiación de partidos políticos, sindicatos y fundaciones varias dependientes de ellos? ¿Cuál es la procedencia del resto de la financiación que reciben? ¿Qué relación existe entre los donantes y las empresas que realizan obras o servicios públicos? ¿Qué préstamos se han perdonado y qué bancos lo han hecho?
¿Cómo se justifica que algunos políticos tengan bienes por un valor muy superior al sueldo recibido? ¿Quién, cuándo, cómo y por qué se reciben dietas o complementos? ¿Cuál es la cuantía de esas cantidades?
¿Quiénes y de qué partidos eran los miembros de los consejos de administración que han llevado a la ruina a las cajas de ahorro?
¿Quién se acoge a amnistías fiscales y de dónde procede ese dinero? ¿Quién se ha enriquecido meteóricamente mientras se recortan servicios, aumenta el paro y se desahucia familias? ¿Qué políticas, qué individuos, qué grupos han tomado estas decisiones que les han enriquecido y por qué las han tomado?
¿Cuál ha sido el coste de las privatizaciones? ¿Se han hecho para mejorar los servicios, para ahorrar o para beneficiar a terceros?
¿Cómo garantiza un partido que va a cumplir su programa electoral? ¿A qué controles van a someterse sus diputados, concejales o presidentes? ¿En qué circunstancias concretas expulsarán a un miembro de su partido implicado en casos de corrupción y qué medidas ha tomado ya con quienes están implicados?
Quienes sean capaces de este reinicio, quienes sea capaces de la máxima concreción, quienes en la práctica comiencen ya a cumplir, serán quienes recuperen la confianza de unos ciudadanos que por el momento siguen esperando.

NUEVO CURSO, PROBLEMAS ENQUISTADOS.

El historiador griego Plutarco escribía en el siglo I: El primer mensajero que dio la noticia sobre la llegada de Lúculo estuvo tan lejos de complacer a Tigranes que éste le cortó la cabeza por sus dolores..." Esta es la primera referencia de la que procede la expresión “matar al mensajero, costumbre aplicada en la antigüedad a los portadores de malas noticias. Ahora, sin llegar a esos extremos, con demasiada frecuencia continuamos arremetiendo contra el portador de las noticias y no sobre el verdadero responsable de las mismas.
Hace algunas semanas yo mismo comentaba algunas a mi entender- deficiencias metodológicas y de contexto que presentaba el informe PISA: qué aspectos se valoran, antecedentes de cada país, problemas específicos sobre la educación que damos a nuestros hijos. Señalando estas deficiencias no pretendía matar al mensajero “PISA”, sino abordar algunas de las múltiples aristas que muestra esta situación, aristas que frecuentemente se simplifican y se toman como verdades absolutas que echan por tierra todo un sistema educativo.
Centrándome ahora en los aspectos internos de la escuela creo que a la hora de mejorar los resultados obtenidos hay que tener en cuenta aspectos fundamentales demasiado enquistados: la metodología utilizada en las clases, el número de alumnos que atiende cada profesor, la formación del profesorado y la correcta inversión económica.
Algunos relacionan los malos resultados obtenidos con los cambios que se han producido en la forma de impartir las clases y reivindican una vuelta a las antiguas formas. No es momento de detallar cada punto posible y no todo lo anterior es negativo, pero la cultura y la sociedad han cambiado, los alumnos han cambiado y por tanto las formas de la escuela deben de cambiar.
Fundamentalmente en las etapas obligatorias, hay que motivar y despertad curiosidad. Hay que combinar la formación en su sentido más clásico de aprendizaje de contenidos con la utilización de la información que tenemos al alcance de la mano en unos pocos clicks. Hay que potenciar que el alumno una vez orientado, encamine su aprendizaje por aquellos caminos que despiertan su interés y a partir de aquí aprenda a utilizar habilidades y recursos para completar ese aprendizaje.
En cuanto a los alumnos que atiende cada profesor, desconozco que aspectos influyen para que según las estadísticas haya un profesor por cada diez o doce alumnos -según los niveles-. Si sé que un profesor de una materia de tres horas, atiende en secundaria  a 175 o 210 alumnos semanales –según la Comunidad de la que se trate-, y entre 210 y 245 si son de bachillerato. Y si sé que con ese número de alumnos muchas cosas son imposibles.
Otro aspecto fundamental es la formación del profesorado. Tenemos que reconocer la necesidad de una formación continúa en lo referente a las nuevas y variadas situaciones que se dan en la escuela, a los rápidos cambios que se dan en el alumnado y que con frecuencia nos desbordan. Y como consecuencia, hay que desarrollar planes desde las necesidades reales que se dan en los centros y que el profesorado demanda.
Y en cuanto al gasto habrá que analizar con detenimiento cómo se gasta en los países cuyos resultados destacan del resto y habrá que tener en cuenta que ese desfase educativo-generacional que llevamos con respecto a otros países influye en los resultados de los alumnos actuales y exige un gasto extra para acortar esta diferencia.
Para acabar, unas ideas quizá descabelladas. Mayor confianza en los profesionales de la educación que estamos en las aulas, mayor coordinación con quienes ven las necesidades de esos alumnos fuera de las aulas trabajadores sociales, etc.- y en todos, una visión de futuro no movida por intereses puntuales.

jueves, 28 de agosto de 2014

Convivir, obligar, convencer.

Establecer un equilibrio entre convivir, obligar y convencer, resulta complicado.
Convivir en paz exige respetó y libertad. Pero, ¿hasta dónde deben llegar los límites del respeto y de la libertad?
Si respondemos que el respeto a la libertad debe de ser total, tendremos que aceptar todas las opciones posibles como por ejemplo los matrimonios acordados para niñas de diez años o la práctica de la ablación. Sí respondemos que con límites, tendremos que establecer cuáles son esos límites.
Las modernas sociedades occidentales son sociedades complejas en cuanto a las opciones religiosas y éticas que conviven en el mismo territorio. Esta complejidad, muy diferente al panorama uniforme de otros lugares y de otros tiempos, exige nuevos mecanismos que garanticen la convivencia, una nueva actitud tolerante con los que no piensan como nosotros. Pero tolerante  ¿hasta dónde?
Parece que los Derechos Humanos pueden ser una buena base para diferenciar qué se puede aceptar y qué no. Pero no es suficiente.
En un nivel diferente a estos Derechos y también en el caso de opiniones éticas contrapuestas, hemos establecido un sistema de mayorías para dirimir los conflictos. Las mayorías establecerán las leyes que permitirán o condenarán. Sin embargo el sistema de las mayorías también plantea sus problemas.
Siendo el sistema de mayorías un mecanismo absolutamente democrático, puede convertirse en un arma de doble filo: ¿es conveniente legislar contra una forma de entender la realidad que sin ser mayoritaria tiene una aceptación considerable que va a suponer una nueva ley con el próximo gobierno? ¿En qué situaciones y hasta qué punto la mayoría debe legislar contra las minorías? ¿Podemos considerar un conflicto superado cuando es la fuerza de la ley y la coacción del Estado quien dirige y sanciona las conductas aunque la cuestión siga latente? 
Por supuesto que legislar es necesario, pero es más fácil legislar que convencer y es mejor convencer que legislar. 
Una posición ética no puede conformarse con obligar a actuar de una determinada manera: nadie es bueno por obligación. Uno es bueno, cuando pudiendo elegir, elige lo bueno.
Podemos encontrar varios escenarios posibles: dos actitudes y dos situaciones. Primero, tengo mi opinión pero reconozco que la mía es una de las opiniones posibles y por tanto admito que se elijan otras opciones. Segundo, creo que mi postura es la única correcta y que por tanto es inaceptable cualquier otra. Tercero, las decisiones posibles son decisiones individuales de adultos sin repercusión en terceros. Cuarto, son decisiones que de una forma u otra afecta a terceros que no han elegido.
En el primer caso –reconozco otras opiniones posibles-: admito una amplia pluralidad, la acepto y la tolero. En el segundo –sólo la mía es correcta-: quienes establecen lo positivo parte del esquema “bueno o malo” sin matices: lo mío es bueno, el resto me ataca. Las normas entonces solo pueden reflejar mi posición.
En el tercero –la decisión no afecta a terceros-, es más fácil aceptar posturas diferentes ya que la cuestión atañe exclusivamente al individuo adulto que decide. En el cuarto -sí afecta a terceros-, es más difícil aceptarlas, porque la cuestión excede al individuo que decide y afecta a la situación de otros.
En 1766 el marqués de Esquilache es expulsado de España y Carlos III huye de Madrid. El detonante, la prohibición del marqués que impide a los madrileños la capa larga y los grandes sombreros. Si bien el motivo era razonable ya que estas prendas facilitaban que los ladrones ocultaran el rostro y las armas, imponer por decreto contra la costumbre y los gustos de los madrileños le costaron su expulsión. 

martes, 5 de agosto de 2014

ME ABURRO

"¿Cuándo llegamos? ¿Cuándo llegamos? ¿Cuándo llegamos?...." Como a un niño pequeño en un interminable viaje veraniego en Renault 4 es la única pregunta que se me ocurre cuando oigo o leo ruedas de prensa y entrevistas a líderes políticos.
El último día antes de las vacaciones el Presidente nos cuenta lo bien que vamos y el líder de la oposición que más bien vamos mal.
En dos días los dos partidos mayoritarios ejercen a pleno pulmón lo mismo que critican a los demás: propaganda,  y en todo tipo de tertulias se repite hasta la saciedad por activa y por pasiva que los españoles elegiremos, que no somos tontos y que refiriéndose al resto- no nos traten como sí lo fuéramos.
Llámenme suspicaz, pero cuando nos repiten tantas veces lo mismo empiezo a preocuparme: ¿será que sí somos tontos o que al menos nos comportamos como si lo fuéramos?
Me aburro. Me aburro de escuchar y volver a escuchar, me aburro de verdades a medias, de datos tergiversados o interpretados de forma parcial, de recetas milagrosas que curan todos los males, de que la única respuesta sea tú tenías más paro, tú tenias menos exportaciones, tú perjudicaste más a los pensionistas y de lo que sea, si es malo, tú más.
Como al niño pequeño que pregunta y repregunta “¿cuándo llegamos? nos responden que pronto, que ya falta poco. Pero si la pregunta se refiere a cuándo llegaremos a estar como estábamos, la respuesta llámenme pesimista- será: yo ya no lo veré”.
Nos movemos entre múltiples bandas, unas enfrentadas y otras entrelazadas. La de un ejecutivo que nos pone sobre la mesa una perspectiva hiper optimista que no se ve en la calle. La de un nuevo líder socialista que afirma más o menos lo mismo que todos los candidatos antes de llegar al gobierno. La de una izquierda, ya situada en el panorama político, que ve amenazada su situación por una nueva organización también de izquierda que de la nada ha ascendido a cinco eurodiputados. La de esta organización que recoge buena parte del descontento generalizado con los grupos tradicionales, que pone sobre la mesa las mismas cuestiones que se tratan mientras tomamos un café pero que no acaba de concretar las soluciones. Y para rematar, la banda de mangantes: políticos-nuevos-ricos a golpe de comisión, sueldos y complementos impresentables, familias enteras nombradas a dedo para trabajar en organismos públicos, padres alcaldes con hijos empresarios que se llevan todas las concesiones del consistorio Y si alguien nos quedaba muy honorable, ahora se le atribuyen delitos entre los que andan al menos mil ochocientos millones de euros.
Me aburro de suscribir análisis y de creerme promesas previas ante cuatro años de poder. Análisis y promesas de unos porque no han estado hasta ahora en el gobierno y de otros porque precisamente ahora que llegan elecciones van a hacer lo que no han hecho. Todos va a bajar impuestos, van a impulsar el desarrollo industrial, van a potenciar la investigación, controlar el sector energético, mantener el estado del bienestar, echar a los corruptos, generar empleo Pero a partir de aquí surgen varias cuestiones: si realmente pretenden hacer lo que dicen o sólo lo afirman en el contexto de una precampaña electoral, cómo piensan hacerlo, si esos planes que tienen se pueden llevar a la práctica o si todo nuevamente se quedará en buenas palabras y más de lo mismo ciudadano.
Tener más experiencia nos hace menos incautos, menos ingenuos. Pero también nos hace más desconfiados, coarta nuestras esperanzas y genera muchas reservas para no quedar nuevamente defraudados.
Yo, como Serrat, harto ya de estar harto ya me cansé…”.

miércoles, 30 de julio de 2014

GESTIÓN PÚBLICA, ÉTICA Y POLÍTICA.


Los límites que delimitan y diferencian ética y política han sido durante toda la historia objeto de debate: ¿cuál es la relación entre lo particular y lo público?, ¿deben las leyes públicas regular este ámbito privado?, ¿puede una sociedad confiar en alguien que en su comportamiento privado no es de fiar?
Es verdad que cuando decimos “es muy legal” queremos decir que en general es “bueno”, que se puede confiar en él, que responde ante mis dificultades. Pero no podemos confundir lo legal con lo ético: puede ser legal y éticamente malo, puede ser éticamente bueno pero ilegal.
Amparándose en estas posibles combinaciones entre ética o legislación, condenados o absueltos por un tribunal, nuestros gestores públicos buscan la forma de no asumir sus responsabilidades públicas. 
Aquí es frecuente diferenciar radicalmente entre el aspecto ético y el legal, incluso se diferencia entre la evidencia y la resolución judicial para eludir así cualquier tipo de incumbencia. Aquí nadie cuestiona seguir en un cargo público por una acusación y menos por una falta ética que no constituye delito.
En otros países un pequeño desliz ético supone la dimisión de un cargo público: recordemos casos alemanes como el del ministro de Defensa que dimite porque en sus tiempos jóvenes plagió su tesis o el del Presidente también alemán que dimite por ser acusado – no condenado- por recibir créditos en condiciones especiales y dejarse pagar las vacaciones.
Pero mientras que en estos países plagiar una tesis, ser favorecido al recibir un crédito o ser acusado –no condenado-, son motivos para dimitir; en nuestro país cuesta que incluso imputados dejen voluntariamente sus puestos.
Políticos acusados, amparados por equipos de abogados muchos y caros, buscan recovecos formales para ser exculpados. Se presentan como inocentes no porque el contenido de la acusación no haya prosperado, sino porque por defecto formal o porque tienen capacidad económica para alargar el proceso recurso tras recurso, la condena en firme no ha llegado.
Se esquivan las responsabilidades políticas diciendo que serán los ciudadanos quienes en las próximas elecciones les sancionen con la retirada de sus votos. Pero en la práctica, el ciudadano no tiene mucho margen de elección. La corrupción no es patrimonio de un partido, con lo cual es difícil castigar a un corrupto votando a otro grupo. Y en las elecciones, unos aspectos se sacrifican en función de otros: ¿elegimos a un partido que coincide con mi forma de entender la economía aunque en sus listas figure alguna persona implicada en una ilegalidad o sacrifico mis ideas para elegir una lista sin implicados en ilegalidad alguna?
Más grave es, si cabe, que los compañeros de partido no duden en salvar a “uno de los nuestros”, pedir su indulto o apoyarlo públicamente. ¿Lo hacen por corporativismo mal entendido o porque al defender a su colega se están defiendo a ellos mismos también implicados en cuestiones parecidas?
Aquí pretendemos formar a jóvenes ciudadanos sin ofrecerles modelos prácticos, pretendemos que se sientan bien haciendo lo bueno. Pero, al mismo tiempo, les mostramos que el que sale bien es el que trampea las normas éticas y las leyes políticas.
La ética nos lleva a la política, y la política no puede desvincularse de la ética. Las faltas y culpas no pueden quedar al margen, aunque no constituyan condena, de la responsabilidad pública de ofrecer confianza y de ser ejemplo práctico al resto de la ciudadanía.

jueves, 22 de mayo de 2014

TRAIDOR

Te traicioné.
Hace meses abandoné tus cuatro paredes acogedoras en los tiempos difíciles y salté al mundo cargado de una vida que hacía mucho tiempo había dejado de vivir. Como los vecinos que se cambian de casa prometí volver de vez en cuando, yo mismo hacía planes: tal día, a tal hora. Bien sabes que nunca lo hice.
Alguna vez vi tus llamadas perdidas y solo crucé un par de frases en respuestas rápidas: si, quedamos, seguro, claro.
Me traicioné.
Ser egoísta en el duelo es hasta compresible, uno pierde el norte. Bueno, el norte y el resto de los puntos cardinales. Pierde el espacio y el tiempo, el sentido de lo necesario y de lo inútil, de lo importante y de lo accesorio. Se convierte en el centro de un agujero negro que se absorbe a sí mismo y a todo lo que le rodea. 
Pero egoísta también en la vida, olvidando a quien tuvo la vitalidad casi infinita para no ser absorbido mientras agarrándote con  fuerza te gritaba ¡aguanta!. Eso no se puede perdonar.
Sin embargo, aquí estás.
Esperando como siempre que me acerque para seguir conversando sobe esto y aquello como si el tiempo no hubiera pasado, como si fuera ayer cuando salí por esa puerta vestido de domingo con mis zapatos relucientes y dispuestos a comerme el mundo.
Me conoces, sabes que soy el mismo egoísta de siempre. Puedo engañar al resto pero tú, con sólo mirarme, ves que mis zapatos están salpicados de barro, que pongo cara de "pasaba por aquí" pero que aunque avergonzado de mí mismo, busco esas cuatro paredes protectoras que otros brujos de conjuros milagrosos no han sido capaces de construir.

VICIOS Y PREJUICIOS SOBRE EL USO DEL TIEMPO.

Cuando en el siglo XIX se comenzaron a incorporar las máquinas a la producción industrial y en pocas horas se fabricaba lo que a un artesano le costaba días, algunos intelectuales pensaron que era el inicio de una nueva sociedad. Una sociedad en la que las personas podrían disfrutar más de su tiempo, vivirían más tranquilas y no tendrían que dedicar tanto tiempo al trabajo.
En parte acertaron –las jornadas laborales son mucho más reducidas-, pero paradójicamente la sociedad de internet, del teléfono, del AVE, de las autopistas, la sociedad en la que te cuesta veinte minutos un desplazamiento que antes costaba varias horas, la sociedad en la que puedes trasmitir y recibir información de cualquier parte del mundo sin esperar apenas un segundo, es también la sociedad del estrés, las prisas, el “llego tarde” y el “nunca tengo tiempo”.
Este agobio crónico en el que vivimos muchas personas en la actualidad responde a una serie de vicios en nuestras actuaciones y a una serie de prejuicios sobre la utilización del tiempo: Vicios y prejuicios presentes tanto en la planificación del tiempo de estudio como en la vida cotidiana..
Realizo varias tareas al mismo tiempo. Si no me centro en una actividad no puedo concentrar mi mente y mis esfuerzos en solucionar un problema o en realizar una acción. Cuantas más tareas simultáneas realizo menos eficiente soy, tengo que esforzarme más para conseguir menos, tengo que realizarlas deprisa para poder dedicarme a todas y acabo frustrado porque son escasas las actividades que termino correctamente.
No sé aislarme para evitar interrupciones. Las constantes interrupciones restan también eficacia a mis actos al mismo tiempo que le añaden estrés. Buscar el lugar y el momento apropiado es sinónimo de menos tiempo de trabajo para mayor perfección. Por muchas prisas que tenga no es más inteligente comenzar a trabajar a media tarde con los niños jugando alrededor que esperar a que se vayan a la cama y poder dedicar mis esfuerzos de forma continuada.
Quiero hacer más cosas de las que son posibles en un tiempo determinado. Si tengo dos horas antes de llegar a una cita pienso realizar una actividad en ese tiempo, si acabo media hora antes, en lugar de ir paseando tranquilamente, comienzo otra actividad que tengo que realizar a todo correr y que me obliga a ir también corriendo a mi cita.
No sé determinar qué es lo más importante en cada momento. Uno de los aspectos fundamentales para organizar bien mi tiempo es saber distinguir lo importante de lo que no lo es tanto. Si no soy capaz de distinguirlo comienzo múltiples tareas que voy abandonando cuando surgen otras o me dedico a actividades que me quitan el tiempo necesario para solucionar lo principal.
Me dedico a actividades inútiles o sin solución. A veces nos obsesionamos con un tema que escapa a nuestro control o a nuestra actividad pero sin embargo continuamos dedicándole tiempo y esfuerzo porque consideramos que dejarlo es rendirnos o fracasar. Hay que saber diferenciar lo que entra dentro de nuestras posibilidades y lo que escapa a ellas.
Trabajo demasiadas horas. Parece que una persona más ocupada es más efectiva, pero no es así. Una persona más efectiva es la que mejor se organiza y una parte importante de esa organización es el descanso ya que nos ayuda a afrontar los problemas con nuevas energías, una mente y un cuerpo descansados.
Si trabajo más deprisa aprovecho mejor el tiempo. Trabajar más deprisa implica ponerme más nervioso y no realizar mis actividades correctamente, lo cual significa desaprovechar el tiempo.
Las prisas no son buenas consejeras, el tiempo es limitado y mis metas también deben de serlo. El tiempo es mi vida y una vida con calidad no es compatible con una “aceleración crónica”. 

miércoles, 21 de mayo de 2014

ECONOMÍA HUMANA.

No van muy desencaminados algunos cuando comentan que la economía de un país tendría que estar en manos de las amas de casa. Etimológicamente, economía procede del término griego “oikonomía” que en principio significaba “casualmente” ama de casa, y que después significó administrar. Ama de casa, administrar y economía tienen pues la misma procedencia y una conexión intrínseca en su significado.
En este contexto, la economía estaba íntimamente relacionada con lo doméstico, con el hogar, era una cuestión de “puertas para adentro” que afectaba directamente a los individuos, a las personas.
A partir del siglo XVII, cuando el capitalismo va desarrollándose, el término economía adquiere un significado más amplio trascendiendo la cercanía de lo doméstico y convirtiéndose en una ciencia que se ocupa de la producción y administración de bienes y servicios: se pasa de la administración de lo familiar a la gestión de los bienes en una economía de mercado globalizada. Lo personal y cercano del concepto de economía original se sustituye por lo global y lejano de la economía actual.
En una situación de crisis como la que vivimos podría plantearse como opción un retorno a la economía doméstica al margen de la actual modelo económico -quizá al estilo de las comunas que estuvieron de moda en los años 70-, pero la historia pasa inexorablemente y parece que una economía doméstica es impensable al margen de esta economía de mercado globalizada.
Si bien la vuelta al pasado es imposible, no es imposible un cambio en el sistema actual. Es verdad que por activa y por pasiva se nos está trasmitiendo la idea de que sólo el actual modelo económico es viable y es importante que aceptemos a pies juntillas esta idea, porque sólo así mantendrán su situación de privilegio económico y social los que ya lo tienen. Pero existen alternativas que no son las tradicionales de prohibir la propiedad privada o nacionalizar los medios de producción, sino otra forma de entender la economía realizando una nueva “revolución copernicana”: el dinero no debe ser el centro y el fin del sistema sino que tiene que ser un medio al servicio de algo más importante, las personas.
Desde el denominado capitalismo social, desde posturas que reclaman una implicación social de las empresas o desde la economía solidaria se busca una reorientación del sistema económico. Reorientación que sigue manteniendo la necesidad de unas empresas productivas creadoras de valor, que tengan éxito financiero y que sigan creando negocio y bienes; pero empresas que persigan como fin último beneficiar a la sociedad y no la acumulación de enormes cantidades de dinero en manos de unos dueños que nunca podrán disfrutarlo como no sea viendo aumentar los ceros en sus cuentas bancarias.
Reorientación de la economía para que tenga como centro a las personas y no se dedique exclusivamente a hacer un balance del Producto Interior Bruto, sino que mida su éxito teniendo en cuenta variables como el aumento de ingresos de la población, su esperanza de vida o su nivel de educación; que no pretenda medir la felicidad –como lo hizo un estudio americano hace unos años- cuantificando el número de coches, televisores y electrodomésticos de una familia sino teniendo en cuenta sus condiciones laborales, el tiempo de ocio o la posibilidad de ejercer sus derechos.
Que la carga fiscal de los trabajadores y de las grandes fortunas sea proporcional, prohibir los despidos en empresas con beneficios, repartir con los trabajadores no sólo las pérdidas sino también las ganancias... son algunas de las medidas que harían de la economía una práctica más humana.
Los cambios no son fáciles, pero la historia nos demuestra que ni son imposibles ni nos vienen dados, son consecuencia del esfuerzo humano.

domingo, 18 de mayo de 2014

POSTDEMOCRACIA.

Cuando en la época moderna se implanta el sistema democrático, los partidos políticos surgen como instrumentos de organización en unas sociedades complejas y muy numerosas en los que una democracia directa sería inviable. Su función consiste en recoger y organizar las ideas de la sociedad y crear una estructura con la aspiración de alcanzar el gobierno y llevar a la práctica sus ideas.
Originalmente, el concepto de partido era el de una estructura que se levantaba desde militantes y simpatizantes, personas normales y corrientes que como tales estaban presentes en todos los ámbitos de la vida social y que como tales vivían y recogían las inquietudes de obreros, comerciantes, maestros, administrativos, pequeños comerciantes... De forma similar a la estructura de una planta, como pequeños filamentos de sus raíces están presentes en la base de la sociedad y trasmiten sus inquietudes y demandas a través de asambleas y corporaciones al tronco: los órganos de gobierno, formado a su vez por las personas que se han mostrado más capaces en este proceso ascendente.
De forma inversa, una vez alcanzado el gobierno, los responsables deben dar cuenta ante los militantes de cómo han gestionado la solución a los problemas que las bases habían puesto en sus manos.
Sin embargo este concepto inicial se modifica. Los órganos de gobierno cortan su dependencia con las bases, los encargados de gestionar el partido se profesionalizan permaneciendo décadas en sus puestos y nombrando a su antojo responsables y sucesores entre afines, amigos y sobrinos; los representantes de algunas circunscripciones apenas las visitan cada cuatro años para dar un par de mítines, desaparece el debate interno y la discrepancia se paga con la exclusión de las listas.
Pero esta profesionalización, esta ruptura con los que estaban inmersos en la vida y en la problemática cotidiana, supone también una ruptura con la realidad.
Las estadísticas y las cifras macroeconómicas son ahora en el mejor de los casos "la realidad". Pero, como se puso de manifiesto en aquel famoso programa, no saben cuanto cuesta un café. Ni un café, ni el transporte para ir a trabajar, ni el gas para la calefacción, ni los libros del colegio... Ni si se puede vivir con el salario mínimo, ni lo que supone para muchos estudiantes subir las tasas universitarias y reducir las becas o para muchas familias no dar ayudas para el comedor escolar. Las decisiones se toman como quien juega al monopoli: compro una calle, paga más por tener una casa, con esta tarjeta te quedas sin cobrar... recojo el tablero y a otra cosa.
En este proceso de cambio la democracia evoluciona a lo que C. Couch llama "posdemocracia". En este nuevo estado "el aburrimiento, la frustración y la desilusión han logrado arraigar tras un momento democrático, y los poderosos intereses de una minoría cuentan mucho más que los del conjunto de las personas corrientes a la hora de hacer que el sistema político las tenga en cuenta..."
En esta nueva situación la participación en las elecciones es baja, las prioridades de los gobiernos son marcadas por élites políticas y económicas, se manipula a la ciudadanía a través de campañas publicitarias, los partidos políticos están bajo la presión de los poderes económicos, la mayoría de los ciudadanos desempeñan un papel pasivo en la vida política, el debate electoral es un puro espectáculo, el sistema es cada vez menos redistributivo...
"Democracia" es un concepto confuso. Tomado en contraposición a tiranía siempre mantiene una valoración positiva, pero hay democracias y Democracias. Si las decisiones se toman al margen de la sociedad civil, si no existen movimientos sociales en torno a los temas fundamentales, si la globalización económica desborda y condiciona a las instituciones estatales... de democracia nos va quedando sólo el nombre.

lunes, 21 de abril de 2014

PISA, OTRA VEZ.

Que los alumnos están muy por debajo de la media en matemáticas, fastidia pero lo aceptamos. Que también están por debajo en comprensión lectora, lo comprendemos y nos preocupa. Pero que cuando se trata de manejar un mp3 estén todavía peor, nos resistimos a creerlo.
Con la experiencia de lo más inmediato, ¿a cuántos niños y adolescentes conocemos que no manejen su consola o el móvil de sus padres como si hubieran nacido con ellos debajo del brazo?
No podemos matar al mensajero, algo habrá de verdad cuando obtenemos en PISA los resultados que obtenemos. Pero existen demasiados elementos a tener en cuenta como para que una prueba esporádica y centrada en unos pocos aspectos, sea un juicio definitivo sobre la educación de un país.
Los temas que PISA evalúa y su forma de hacerlo han sido siempre una cuestión debatida.
¿Serían tan desastrosos los resultados de nuestro sistema educativo si evaluarán – por ejemplo- su capacidad integradora?, ¿si se tuviera en cuenta por ejemplo, la “historia educativa” de cada país?.
Seguro que los finladeses tienen mucho que enseñarnos. Pero ¿seguirían en el mismo puesto si se midiera el nivel de cohesión social obtenido?
“Auténticos finlandeses” –partido de ultraderecha que basa su programa en el rechazo a la emigración- fueron los grandes triunfadores en las pasadas elecciones legislativas. De la misma forma los grupos nazis de Holanda –décimo puesto en PISA- han sido decisivos para constituir el gobierno holandés. En Francia –once puestos por encima de España en PISA- el Frente Nacional sigue aumentando sus votantes. En España, el país que más emigrantes ha recibido en menos tiempo, los movimientos xenófobos no son en absoluto significativos. 
Si atendemos a la historia de la alfabetización nos encontramos que España en 1841, tenía un 24,2 % de la población alfabetizada, mientras que en la misma época en Inglaterra y Francia lo estaba el 60% y el 80% respectivamente.
En la historia más reciente, investigadores ingleses llegan a la conclusión de que España en 1900 tenía un nivel similar al que tenían Inglaterra o Francia en 1700. Y es hasta final de 1980 cuando no se da por escolarizados a todos los niños y adolescentes españoles entre 6 y 14 años.
¿Es casualidad que aquellas comunidades autónomas que se alfabetizaron antes, sean ahora las que mejores resultados obtienen? 
¿Tiene sentido pedir resultados similares cuando partimos de posiciones tan dispares?
Como vendrían a decir algunos filósofos: un problema inabarcable para la mente de unos pocos hombres. Es decir, una cuestión con demasiados factores que da pie a muchas simplificaciones, que dificulta la comprensión de las conexiones entre unos y otros, y que abre la puerta a hablar de muchas causas diferentes.
Podemos hablar de cambios de leyes, masificación, poca innovación, inversión, implicación de las familias, música o matemáticas, preparación del profesorado… Puede uno aventurarse y dar palos de ciego como la secretaria de Estado de Educación que echa la culpa a una enseñanza memorística cuando si algo se ha reducido en la metodología educativa ha sido la memorización, cuando los países que ocupan los primeros lugares en el ranking –Corea del Sur, China, Hong Kong- mantienen una enseñanza en la que la memoria mantiene un papel primordial.
Pero también pudiera ser que nuestros escolares en el fondo, no fueran tan inútiles como el último informe los presenta. Pudiera ser que las habilidades prácticas se aprendan realizándolas. Pudiera ser que esa falta de creatividad en la vida cotidiana que se les achaca, tenga su explicación en las pocas ocasiones que les damos para practicarla. Y pudiera ser que como les damos los problemas resueltos nunca aprenden a resolverlos.
En este estudio, junto a utilizar el  mp3, estaba programar el aire acondicionado y planificar una ruta de metro. Y ahí, como si les hubieran propuesto poner una lavadora, pasar el aspirador o recoger su habitación, la puntuación en sus habilidades prácticas caía en picado. Dudo yo que tengan pongas habilidades con el mando de la consola o buscando las posibilidades de la última aplicación para el wassap. Pienso más bien que tienen pocas, en los ámbitos que no las practican, en los que no les damos la ocasión de hacerlo.
Quizá, la explicación a su dificultad para aplicar los conocimientos a la vida real sea el excesivo proteccionismo que les impide tomar decisiones, ensayar respuestas, equivocarse y aprender. Quizá hay que dejar que tropiecen, y que se levanten con más experiencia.
Quizá eso de evitar por todos los medios que tengan problemas que resolver, no sea una buena educación. Quizá, esa sea la causa de su incapacidad para resolver los problemas prácticos de la vida.