¿LEGALIZAMOS LAS
DROGAS?
Desde hace ya tiempo nos van llegando reivindicaciones
de diversos grupos que reclaman la legalización de las drogas no sólo para uso
terapéutico sino también para su uso lúdico. Esta reivindicación que hace un
tiempo era propia de grupos muy minoritarios ha ido tomando cada vez más fuerza
en todo el mundo y ha conseguido que algunos países o estados hayan
despenalizado su consumo.
Para nosotros, es especialmente significativa la
legislación holandesa: por ser un país europeo y porque la regulación que de
hecho legaliza el consumo – aunque realmente no lo ha legalizado- tiene ya
cierta antigüedad, 1976. Últimamente Uruguay y los estados de Washington y
Colorado se han sumado a la despenalización de posesión y consumo de pequeñas
cantidades y tanto California como Florida están en ese proceso.
Los detractores insisten en sus aspectos negativos y sus
defensores alegan que no es peor que el consumo de alcohol o tabaco.
Existen muchas opiniones al respecto pero pocos estudios
serios. Prácticamente el estudio sólo puede tener en consideración un país en
el que la ley tenga el suficiente recorrido: Holanda, y como en muchos casos con los mismo datos las interpretaciones
son contrarias.
Según “American Journal of Public Health” -Revista Panamericana de Salud Pública que fue votada como uno de las 100 revistas
más influyentes en la biología y la medicina en los últimos 100 años-, tras el cambio legislativo
en Holanda se produjo un ascenso del consumo de marihuana en este país. Pero en
estos mismo años, en países del entorno como Bélgica, Francia o Alemania,
también se produjo un ascenso similar manteniendo una legislación prohibitiva.
Para unos, esto significa que la tolerancia legislativa no aumenta el consumo y
para otros que las medidas legales deben de ser más duras porque según estos
datos parece que acceder a la marihuana es igual de fácil si está prohibida que
si no.
En este polémico contexto la Comisión de Líderes Mundiales formada entre
otros por Kofi Annan, Mario Vargas Llosa, George P. Shultz -ex Secretario de
Estado de los Estados Unidos-, Marion Caspers-Merk -ex Secretaria de Estado en
el Ministerio Federal de Salud de Alemania- ; además de ex presidentes de Brasil,
México, Suiza… abogan por un cambio de modelo en la política mundial sobre las
drogas y en líneas generales recomiendan reformas sustanciales en la
prohibición mundial de estos estupefacientes.
Según esta comisión, cuarenta años después de que se
lanzara la “guerra a las drogas”, esta política ha resultado ineficaz: la
oferta y el consumo ha seguido
aumentando al mismo tiempo que la violencia, el crimen y la corrupción
relacionada con esta prohibición también han crecido.
En un primer paso –dicen los miembros de esta Comisión-
hay que acabar con la criminalización y marginación tanto de consumidores que
no hacen ningún daño a terceros como de campesinos, correos y pequeños
vendedores que en la mayoría de los casos se ven forzados por las
circunstancias u obligados por los cárteles a realizar estas tareas. Al mismo
tiempo, animan a los gobiernos a que se experimenten con modelos como el de la
regulación legal del cannabis y de otras drogas para acabar con el crimen
organizado, aumentar la seguridad ciudadana y para que las autoridades
sanitarias controlen el producto que se comercializa.
En algunos países europeos –entre ellos España- y en
otros como Canadá y Australia, el
consumo se trata más como un problema de salud que como un problema criminal. Y
esto –según Ruth Dreifuss, ex presidenta suiza- ha traído “grandes beneficios
tanto humanos como sociales”, por lo cual hay que cambiar las convenciones
internacionales sobre el control de drogas para que sigan esta dirección porque
la política actual deja el tema de las drogas en manos del crimen organizado,
lo cual ha causado grandes daños: la política de “guerra a las drogas” debe ser
sustituida por ineficaz.
Insisten también en la inversión en actividades
preventivas, especialmente en las dirigidas a grupos de riesgo y en las
dirigidas a personas que ya consumen para que esto no les lleve a males
mayores. Pero su propuesta más polémica es la de la transformación del régimen
mundial de prohibición de drogas – no sólo las consideradas blandas-.
Los escollos con los que se encuentran estas propuestas
son importantes. En primer lugar la mayoría de la población no apoya esta
legalización, en segundo nadie sabe realmente cuales serían las consecuencias y
en tercero, estas políticas deberían adoptarse en todos los países cambiando
las convenciones internacionales, cosa que prácticamente parece imposible.
Una prevención eficaz , una desmitificación del uso de
la droga como elemento de rebeldía o “buen rollo” e impedir que los
adolescentes puedan acceder a su compra con la facilidad que ahora tienen, son
cuestiones fundamentales que no se pueden olvidar.