miércoles, 12 de noviembre de 2014

NO ME VENGAS CON FILOSOFIAS.

Algo de responsabilidad tendremos los que nos dedicamos a esta materia cuando su nombre: filosofía, es sinónimo de rollo y aburrimiento.
Es verdad que existen libros cuasi ininteligibles dirigidos a expertos –como en todas las disciplinas-, pero también es verdad que algunos, detrás de en un lenguaje incomprensible que les hace aparecer como eminentes pensadores, ocultan que no dicen nada.
Decía uno de mis profesores que “la filosofía es decir de forma que nadie entienda lo que todo el mundo entiende”, ayudándose para eso de largas y complicadas disquisiciones.
Seguramente por deformación profesional les tengo a ustedes leyendo ya unas cuantas líneas para decirles algo que podía haber dicho en una frase: la filosofía se vive, comienza y a menudo termina en la vida cotidiana. Sin darse cuenta usted la practica y la utiliza incluso cuando discute sobre donde meter a tanto corrupto.
Aristóteles murió en el año 322 a.C., pero ahora con total actualidad podría exponer sus pensamientos sobre la crisis y la situación política que a todos nos afecta.
Cuando Aristóteles se dedicó a pensar sobre la mejor forma de gobierno no hizo como su maestro Platón quien había afirmado que buena, buena, sólo había una forma de gobernar. Aristóteles decía que lo importante no era que la forma de gobierno fuera monarquía, aristocracia o democracia, sino que lo importante era que los gobernantes lo hicieran buscando el bien común y no el beneficio personal o de una parte de la sociedad, y que además lo hicieran con eficacia.
El problema para Aristóteles no era la forma, sino la intención del que gobernaba: el monarca que sólo piensa en sus intereses se convierte en tirano, la aristocracia que sólo busca su beneficio se convierte en oligarquía y la democracia –república para Aristóteles- si degenera, se convierte en demagogia.
Es una cuestión de principios o de modernidad ser partidario de la monarquía o de la república, pero lo importante e inmediato no es bajo qué forma, sino quién nos gobierna y con qué intención.
Estado centralizado o autonómico, más o menos ayuntamientos, independentismo, subida del IVA… son sólo cuestiones secundarias y subordinadas a una fundamental: administradores públicos honrados que no trabajen como dueños de una estructura política al servicio de ellos mismos, sino como gestores de la voluntad política de los ciudadanos, ciudadanos que somos -al fin y al cabo- los verdaderos sujetos en los que reside el poder político.
Vamos, que estamos escasos de buena gente y sobrados de quien toma las decisiones pensando en cuánto se va a embolsar, en cómo va a beneficiar a su hijo o en como se va a asegurar la jubilación como consejero de una eléctrica. Todas las decisiones estarán viciadas si no se toman pensando en el bien común.
Nos han fallado los cimientos, nos ha traicionado la confianza, nos han deslumbrado las luces de feria que durante estos últimos años nos han hecho creer que todos los días eran fiesta.
Aquello que muchos teníamos: la confianza en la mayoría de nuestros representantes y en las Instituciones del Estado, se ha derrumbado cuando las luces de feria se han apagado y hemos sido conscientes de decisiones y maneras de funcionar en las que faltaba honradez y sobraban intereses.
“Venir con filosofías” no es venir de un planeta exclusivo para unos pocos. Ni siquiera hay que venir.  La filosofía es el “arte” de ir llevando esta vida cotidiana. De darse cuenta por ejemplo, que la solución y la prevención para las crisis es un comportamiento ético que no se adquiere en master carísimos ni en universidades americanas, que no depende de ideologías ni de creencias.
No hay que venir con filosofías, porque como también decía Aristóteles: “todo hombre por naturaleza filosofa”.

martes, 4 de noviembre de 2014

FOTO DE GRUPO.

Conseguir una foto en la que miembros del PP, del PSOE, de IU, de la patronal y de los sindicatos posen juntos es difícil. Más difícil todavía que lo hagan porque han llegado a un acuerdo. Sin embargo la foto ha salido perfecta y al completo: todos retratados en torno a las tarjetas negras de Caja Madrid y Bankia.
Veintiocho consejeros propuestos por el Partido Popular, quince por el Partido Socialista, cuatro por Izquierda Unida, seis por Comisiones Obreras, cuatro por UGT y dos representantes de organizaciones empresariales. “Financiados” todos desde la dirección por los también usuarios Blesa y Rato, han acordado –unos más y otros menos- financiarse viajes, vino de 500€ botella, varios miles en lencería fina y alguna presunta cana al aire. Y esto mientras los jubilados que habían invertido en preferentes se quedaban sin un euro y mientras los ciudadanos comprábamos la entidad por unos 20.000 millones.
Ahora todo el mundo se rasga las vestiduras, aunque todavía algunos partidos dudan si expulsar a sus miembros implicados.
En esta dinámica de corrupción aireada los últimos años la ignorancia se impone: nadie sabe nada. Por tanto, podemos augurar de paso nuestra caída libre en el informe PISA: inspectores de hacienda y un antiguo ministro no saben que tienen que declarar sus gastos; partidos, sindicatos y organizaciones patronales no saben qué hacen sus consejeros en estas entidades, algún miembro de la realeza a la que se le supone una educación alta y elitista no sabe de donde saca el dinero su marido, durante más de 30 años nadie sabe nada de  las comisiones de Pujol … y luego los escolares tienen que saber hacer raíces cuadradas, comprender un texto y programar un aire acondicionado. ¡Seamos coherentes!
Mal está la corrupción personal, los amiguismos y las obligaciones mal entendidas. Pero peor está que los grupos a los que pertenecen estos individuos y las instituciones encargadas de auditar las entidades no sean capaces de controlar las acciones de sus miembros. A unos hay que condenarlos por delincuentes y a otros hay que echarlos por incompetencia.
Como ocurre en la ciencia, cuanto más sabemos mas queremos saber, más dudas tenemos y más sospechas nos rondan.
Queremos saber, tenemos dudas y sospechamos que lo que ha ocurrido en Caja Madrid y Bankia haya ocurrido también en otras cajas. Nos quedamos con las ganas de conocer todos los detalles de los tejemanejes que antes y después de 2010 han afectado a las 45 entidades entonces existentes. Es comprensible por tanto que nos quedemos con la mosca detrás de la oreja hasta que nos muestren con total claridad que se ha hecho con el dinero de todos.
La mosca detrás de la oreja que nos lleva a preguntarnos si la mayoría de los corruptos conocidos son sólo peones y cabezas de turco de un sistema organizado, entretejido por grandes empresas, partidos, sindicatos y banqueros remando todos al mismo compás: aprovecharse de sus posiciones preeminentes, “expropiar a los ciudadanos” y como vasos comunicantes ir pasando ellos y el dinero de lo público a la empresa privada, de la empresa privada al político, de tu cargo a mi consejo de administración y a ti unas subvenciones mientras miras para otro lado.
Al principio de los 80 Manuel Summers dirigió una película titulada “To er mundo é güeno”, grabados con cámaras ocultas ciudadanos anónimos soportaban bromas pesadas con la mejor de sus caras. A mediados de la segunda década del siglo XXI “er mundo” parece seguir siendo bueno o al menos parece tener paciencia infinita para soportar lo que soporta sin llegar a mayores.