Destaca la acusación que
apunta a Rusia como fuente de noticias para perjudicar a Hillary Clinton y
favorecer el triunfo electoral de Donald Trump, también se relacionan estas informaciones con el
proceso catalán o con la convocatoria
de manifestaciones simultáneas a favor y en contra del mismo
asunto para crear inestabilidad.
Acostumbrados como
estamos a ver la paja en ojo ajeno, pocas veces nos preguntamos sobre nuestro
papel para que estas noticias se conviertan en relevantes e influyentes, pero estas
informaciones sólo se convierten en virales si miles de individuos sin criterio
propagamos cualquier cosa que llega a nuestras cuentas sin contrastar la
información con las fuentes
originales, la policía u otras fuentes de información que tengan más o menos demostrada su fiabilidad: compartirlas, retuitearlas o
enviarlas por WhatsApp, es una forma de “crear” la noticia al convertirla en
viral.
Pero esta no es la
única forma de crear informaciones falsas.
Hasta no hace mucho una
de las mayores redes sociales –facebook- se consideraba mero trasmisor de información sin responsabilidad en lo que cada usuario
colgaba en su muro. Hasta septiembre de 2017 esta red no lanzó una campaña en España para
detectar estas noticias y hasta entonces no hizo declaraciones del tipo: “Todos nosotros tenemos una responsabilidad
para frenar la difusión de noticias falsas”. Sin embargo las medidas tomadas por la red social no acaban de
convencer y algunos gobiernos europeos han empezado a implicarse en el asunto.
Por el momento parece que podemos colgar culaquier cosa en nuestro muro sin que
nadie verifique si es cierto o no.
Plataformas tan
populares y aparentemente tan fiables como change.org permiten que cualquier
persona de forma sencilla pueda movilizar colectivos y perjudicar a otras personas
o grupos en base a peticiones falsas, manipuladas o calumnias.
En esta plataforma es
posible iniciar una petición de firmas sin ningún tipo de identificación personal, en nombre por ejemplo de una asociación, colectivo o movimiento que no existe.
Se puede firmar tantas
veces como quieras por ejemplo, con todos los correos de tus contactos. En
cualquier momento el usuario anónimo que ha creado la petición puede cambiar el texto manteniendo las firmas conseguidas: puedo
conseguir miles de firmas apoyando la no discriminación salarial entre sexos, cambiar el texto de
la petición pidiendo que se
recupere el escudo franquista como símbolo nacional y las firmas seguirán siendo las mismas.
En twitter y según
algunos estudios, las noticias falsas se difunden un 70% más rápido que las
ciertas y somos los humanos y no los robots los que las difundimos. Los bulos
son más atractivos que las noticias falsas, proporcionan la satisfacción de ser
retuiteados rápidamente y además te convierten en popular.
Evidentemente la
responsabilidad recae en quien genera falsedades o medias verdades y en quien
las difunde, pero al mismo tiempo buena parte de esta responsabilidad
corresponde también a las plataformas que dan cabida a esta difusión sin responsabilizarse de su contenido y
sin un análisis previo de las
personas o grupos que lo hacen.
Yo por mi parte, les
invito a firmar diez o quince veces en la petición de change.org “No a la mentira y
manipulación en plataformas
online.” aunque tendrán que confiar en mi, no vaya a ser que
cuando tenga unos miles de firmas cambie el texto de la petición y pida la suspensión del concierto de Operación Triunfo en Pamplona.
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