Es muy posible que también le gusten las producciones
cinematográficas con sus ambientes recreados o inventados, que valore la
escenografía de las obras de teatro y que se sorprenda con las innovaciones en
el mundo de la animación en películas o en publicidad.
Quizá no se haya parado a pensar por qué un cartel publicitario
llama su atención y otro no, o por qué un folleto lo tira directamente a la
basura mientras que otro “hace” que usted se ponga a leerlo.
Quizá no se haya dado cuenta de que la silla en la que está
sentado, el tenedor y el plato con el se come los macarrones, el botón de su
lavadora o el jarrón de su cuarto de estar tienen un “no se qué” que les hace
diferentes. Incluso es posible que sea fan de las camisetas con serigrafías
originales, creativas… o que se sorprenda por la calidad gráfica de los
videojuegos que ya parecen más películas que juegos.
Probablemente quiera que sus hijos aprendan a disfrutar de las
portadas románicas, de los cuadros del Greco, de Picasso o de las esculturas de
Chillida. Es posible, que valore la restauración que se ha hecho de la iglesia
de su pueblo o de la imagen de la Virgen que estaba tan deteriorada.
Puede que usted -como muchos otros- piense que el bachillerato
artístico es un bachillerato para malos estudiantes que hacen grafitis o, como
me decía una madre con gran disgusto, le gustaría que su hijo hiciera un
bachillerato decente y que no se empeñara en hacer el de artes. También puede
ser que usted -como muchos otros- piense que las enseñanzas artísticas son para
gente que se pone en sanfermines a hacer caricaturas en el Paseo de Sarasate. Y
puede ser también que estén equivocados.
Aunque resulte paradójico, en nuestra vida cotidiana valoramos
multitud de aspectos relacionados con la belleza artística, con el diseño, con
la utilidad hecha bella, al mismo tiempo que sin embargo, o no consideramos estos
estudios como una formación seria, o simplemente desconocemos que exista una
formación específica que canalice las aptitudes artísticas de nuestros hijos y
los convierta en profesionales relacionados con las enseñanzas artísticas.
Incluso, lo que es más grave, puede que en su propio centro le hayan dicho que
es una pena que con esas notas se dedique al arte.
Muchos alumnos están ahora en fechas de elegir su futuro y puede
que el futuro de alguno de ellos esté relacionado con el mundo de la comunicación
gráfica y audiovisual para prensa y publicidad, con editoriales o estudios de diseño. Puede que
su vocación esté en la las productoras de cine o la televisión, en desarrollo de
aplicaciones, videojuegos o páginas web. En el mundo de la decoración, el
interiorismo o el diseño de productos, la restauración de bienes culturales, la
ilustración de cuentos para niños o en la producción teatral, televisiva,
cinematográfica, publicitaria, turística…
Ocupaciones todas ellas que exigen aptitudes, esfuerzo, trabajo y
dedicación similares a otros estudios más conocidos y más valorados.
Los desconocidos o despreciados estudios artísticos ofrecen
titulaciones similares a las de otros campos profesionales -incluidas
titulaciones superiores equivalentes a los niveles universitarios- y tienen un futuro laboral similar a la media de
otras titulaciones. En su contra, tienen el desconocimiento o el desprecio de
quienes los consideran una cosa para bohemios sin oficio ni beneficio poco
digna para sus hijos.
“Quitad de los corazones el amor por lo bello, y habréis quitado
todo el encanto a la vida.” Jean Jacques Rousseau.
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