martes, 15 de febrero de 2011

HAY VIDA DESPUÉS DE LA ESCUELA

El tema de la tarea para casa, suele causar cierta polémica tanto entre padres como entre profesores.

Dar una única respuesta a tarea sí o tarea no, es una cuestión difícil. Ni entre padres ni entre docentes existe una opinión homogénea respecto al tema.

Unos padres piden su supresión o al menos su reducción para pasar más tiempo con sus hijos; otros sin embargo, piden deberes para que sus hijos estén más tiempo ocupados. Unos profesores argumentan que son necesarios para crear un hábito de trabajo y reforzar los conocimientos adquiridos en el aula; otros piensan que –sobre todo en los primeros cursos- la tarea no es necesaria y en cualquier caso, que esos argumentos deben ser matizados y no abusar de los deberes como hacen algunos colegas.

A está variedad de opiniones se suma una infinidad de situaciones diferentes en función de cada profesor, de cada clase y de cada familia. Son muchos los factores que inciden en el tema: desde los más objetivos como el nivel educativo, a los más particulares: menos tarea para jugar con los padres o menos tarea para ver más televisión; más tarea para reforzar contenidos o más tarea porque no se aprovechan las clases.

En principio, podría resumir mi postura en: hay vida después de la escuela, el trabajo obligatorio para casa debiera ser mínimo: lectura y algún ejercicio que no se ha terminado en clase. Pero, aunque en otros países es posible, parece que en nuestro contexto social y educativo no podemos permitirnos este lujo. A pesar de todo, la vida de nuestros hijos no puede quedar reducida a poco más que sus labores escolares.

Hay aspectos, aplicables a nuestras circunstancias, que me parecen muy claros. Los padres no tienen que cumplir las labores del maestro: el abecedario, la tabla del ocho o restar con llevadas se aprende en la escuela. La labor de los padres, cuando haya algún trabajo para casa, debe reducirse a actividades lúdicas con los más pequeños o a supervisar que sus hijos hagan el trabajo. Las clases particulares en absoluto deber ser necesarias para superar el curso ni para sacar buenas notas. Navidad, Semana Santa o puentes, son vacaciones: no son para no hacer nada, pero tampoco para seguir trabajando en lo mismo de siempre, son para dedicarse a lo que no se puede hacer durante los períodos lectivos. ¡Ah! y en infantil, de tarea jugar.

Pero, ¿a qué edad se comienza a crear el hábito de estudio?, ¿cuánto tiempo se considera necesario para crear este hábito: cinco horas de clase más dos de trabajo en casa? Es decir, ¿siete horas diarias frente a los libros?

Es evidente que la introducción de tareas debe ser progresiva y por tanto, no debe depender de cada profesor: uno me manda poca en 4º y otro me machaca en 5º, sino que debiera estar coordinada y figurar como un aspecto relevante en el plan de centro.

Creo que el aprendizaje necesario e imprescindible no puede reducirse al aprendizaje académico. Que actividades diferentes como deporte, teatro o baile tradicional; son también formas de aprendizaje, de otros aprendizajes también importantes. Que pasar más tiempo con los padres y con los amigos, es también una manera importante de formarse. Y que estos conocimientos extra académicos son una buena ayuda para la escuela y para la vida.

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