martes, 4 de noviembre de 2014

FOTO DE GRUPO.

Conseguir una foto en la que miembros del PP, del PSOE, de IU, de la patronal y de los sindicatos posen juntos es difícil. Más difícil todavía que lo hagan porque han llegado a un acuerdo. Sin embargo la foto ha salido perfecta y al completo: todos retratados en torno a las tarjetas negras de Caja Madrid y Bankia.
Veintiocho consejeros propuestos por el Partido Popular, quince por el Partido Socialista, cuatro por Izquierda Unida, seis por Comisiones Obreras, cuatro por UGT y dos representantes de organizaciones empresariales. “Financiados” todos desde la dirección por los también usuarios Blesa y Rato, han acordado –unos más y otros menos- financiarse viajes, vino de 500€ botella, varios miles en lencería fina y alguna presunta cana al aire. Y esto mientras los jubilados que habían invertido en preferentes se quedaban sin un euro y mientras los ciudadanos comprábamos la entidad por unos 20.000 millones.
Ahora todo el mundo se rasga las vestiduras, aunque todavía algunos partidos dudan si expulsar a sus miembros implicados.
En esta dinámica de corrupción aireada los últimos años la ignorancia se impone: nadie sabe nada. Por tanto, podemos augurar de paso nuestra caída libre en el informe PISA: inspectores de hacienda y un antiguo ministro no saben que tienen que declarar sus gastos; partidos, sindicatos y organizaciones patronales no saben qué hacen sus consejeros en estas entidades, algún miembro de la realeza a la que se le supone una educación alta y elitista no sabe de donde saca el dinero su marido, durante más de 30 años nadie sabe nada de  las comisiones de Pujol … y luego los escolares tienen que saber hacer raíces cuadradas, comprender un texto y programar un aire acondicionado. ¡Seamos coherentes!
Mal está la corrupción personal, los amiguismos y las obligaciones mal entendidas. Pero peor está que los grupos a los que pertenecen estos individuos y las instituciones encargadas de auditar las entidades no sean capaces de controlar las acciones de sus miembros. A unos hay que condenarlos por delincuentes y a otros hay que echarlos por incompetencia.
Como ocurre en la ciencia, cuanto más sabemos mas queremos saber, más dudas tenemos y más sospechas nos rondan.
Queremos saber, tenemos dudas y sospechamos que lo que ha ocurrido en Caja Madrid y Bankia haya ocurrido también en otras cajas. Nos quedamos con las ganas de conocer todos los detalles de los tejemanejes que antes y después de 2010 han afectado a las 45 entidades entonces existentes. Es comprensible por tanto que nos quedemos con la mosca detrás de la oreja hasta que nos muestren con total claridad que se ha hecho con el dinero de todos.
La mosca detrás de la oreja que nos lleva a preguntarnos si la mayoría de los corruptos conocidos son sólo peones y cabezas de turco de un sistema organizado, entretejido por grandes empresas, partidos, sindicatos y banqueros remando todos al mismo compás: aprovecharse de sus posiciones preeminentes, “expropiar a los ciudadanos” y como vasos comunicantes ir pasando ellos y el dinero de lo público a la empresa privada, de la empresa privada al político, de tu cargo a mi consejo de administración y a ti unas subvenciones mientras miras para otro lado.
Al principio de los 80 Manuel Summers dirigió una película titulada “To er mundo é güeno”, grabados con cámaras ocultas ciudadanos anónimos soportaban bromas pesadas con la mejor de sus caras. A mediados de la segunda década del siglo XXI “er mundo” parece seguir siendo bueno o al menos parece tener paciencia infinita para soportar lo que soporta sin llegar a mayores.

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